¿Entrenar ambos brazos tras un ictus? Lo que dice la ciencia sobre el entrenamiento bilateral

Andrés Velasco

7/22/2025

person in blue and white shorts in water
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La recuperación motora tras un ictus sigue siendo uno de los grandes retos de la neurorrehabilitación. A pesar de los avances tecnológicos y farmacológicos, muchos pacientes siguen enfrentándose a importantes limitaciones funcionales, especialmente cuando se trata del miembro superior. En este contexto, un enfoque que ha ido ganando peso es el entrenamiento bilateral de los miembros, es decir, utilizar ambos brazos (o piernas) de forma simultánea durante la rehabilitación.

Pero, ¿qué dice realmente la evidencia sobre este enfoque? ¿Tiene ventajas sobre el entrenamiento unilateral? ¿Y cómo lo podemos integrar de forma realista en la práctica clínica diaria?

Hoy te traigo una revisión profunda de un artículo reciente que aborda estas preguntas desde múltiples ángulos, combinando evidencia experimental, fundamentos neurofisiológicos y aplicaciones clínicas concretas. Y como siempre, con mirada crítica.

La idea: usar ambos lados para recuperar uno

El planteamiento de base es muy intuitivo: al mover ambos brazos a la vez, se activa no solo la corteza del lado afectado, sino también la del lado sano, generando una estimulación cruzada beneficiosa. Esta activación simultánea interhemisférica parece facilitar la reorganización neuronal y reducir la inhibición excesiva que muchas veces ejerce el hemisferio sano sobre el dañado.

A nivel práctico, esto se traduce en ejercicios como: movimientos simétricos con ambos brazos, tareas rítmicas bilaterales, o incluso el uso de estimulación eléctrica funcional (FES) en el miembro afectado mientras se mueve el sano.

El artículo revisa más de 25 estudios clínicos y experimentales con resultados prometedores. Muchos de ellos muestran mejoras en fuerza, rango articular y función motora del miembro superior afectado. Pero, como veremos, no es oro todo lo que reluce.

Lo que nos enseña la neurofisiología

Uno de los puntos más interesantes del artículo es cómo justifica el entrenamiento bilateral desde la neurociencia:

  • Reducción de la inhibición interhemisférica: tras un ictus, el hemisferio no afectado puede ejercer una supresión excesiva sobre el afectado. Los movimientos bilaterales atenúan ese desequilibrio.

  • Activación de redes motoras subcorticales y espinales: al usar ambos lados del cuerpo, se estimulan patrones motores centrales (CPGs) y vías descendentes más amplias, lo que puede facilitar el movimiento incluso cuando la corteza dañada no responde del todo.

  • Plasticidad por repetición y acoplamiento sensorial: cuanto más sincronizado está el movimiento entre ambos brazos (por ejemplo, usando ritmos visuales o auditivos), más se favorece la consolidación de redes sensoriomotoras.

Desde el punto de vista clínico, esto nos ofrece una ventana terapéutica especialmente útil en fases tempranas o en pacientes con paresia severa, cuando el entrenamiento activo del lado afectado es limitado.

¿Y qué dice la evidencia clínica?

Aquí viene la parte en la que debemos ser más críticos.

Sí, el entrenamiento bilateral parece tener efectos positivos, pero no en todos los contextos ni para todos los pacientes:

  • Funciona especialmente bien en la mejora de la fuerza y coordinación del miembro superior. En el miembro inferior, los resultados son más modestos, posiblemente porque la marcha ya es una actividad inherentemente bilateral.

  • En estudios donde se combinó con estimulación eléctrica, realidad virtual o robótica, los efectos fueron aún mayores. Pero eso nos lleva a una cuestión clave: ¿tenemos acceso a esa tecnología en todos los contextos?

  • Faltan estudios a largo plazo, con mayor número de participantes y mejor estratificación de los perfiles clínicos. No está del todo claro si pacientes con daño extenso cortical o infratentorial se benefician igual, por ejemplo.

  • La mayoría de protocolos usan movimientos rítmicos, repetitivos y sencillos. Esto puede ser limitante para transferir los beneficios a la funcionalidad cotidiana.

En resumen: hay base, pero también hay límites. No debemos adoptar un enfoque bilateral por defecto, sino integrarlo cuando tiene sentido terapéutico, especialmente como fase previa a tareas funcionales más específicas.

Conclusión

El entrenamiento bilateral no es nuevo, pero ahora entendemos mejor por qué funciona, cómo lo hace y para quién puede ser más útil. Su integración en la rehabilitación post-ictus tiene sentido, sobre todo si se combina con tareas funcionales posteriores y se adapta al momento clínico de cada persona.

Referencia

Kuipers JA, Hoffman N, Carrick FR, Jemni M. Post-Stroke Rehabilitation: Neurophysiology Processes of Bilateral Movement Training and Interlimb Coupling-A Systematic Review. J Clin Med. 2025 May 27;14(11):3757. doi: 10.3390/jcm14113757. PMID: 40507519; PMCID: PMC12156210.